20 de septiembre de 2010

Sin título IV

Saca el papel impreso de uno de los bolsillos de su trenca a cuadros marrones y crema. Es un plano que ha sacado de Internet. Ha quedado en no-se-qué café en no-se-cual calle, tiene el recorrido subrayado de rojo, nunca ha sido buena orientándose y ha salido media hora antes de lo previsto por la dicha página de donde había sacado el pequeño plano. Se ha perdido en un par de calles, pero parece que está a punto de llegar al sitio. Una ráfaga de viento frío le hace estornudar y subirse el cuello de la trenca.

Un frío octubre, mucho más frío de lo usual e igual de lluvioso que de costumbre, ha llegado. Mira el plano y ahora tiene que girar hacía la derecha. Sin darse cuenta lleva ya dos meses en la universidad, dos meses que han sido de idas y venidas de la capital a casa, de casa a la capital; a penas a salido por la gran ciudad, como mucho con un grupo de compañeros a algún tasca cerca de la facultad. No se ha movido más y esa zona no se la conoce, para nada.

Amaina el paso, porque según su papel arrugado, esa es la calle donde está el café. Mira el reloj del móvil y parece que llega justo a la hora. Bien, Mercè suele retrasarse al menos 5 minutos, casi siempre. Entonces lo lee:

“Cafè Espècies”

Vale, es ese. La puerta es de madera color cerezo, ya desgastada y con más de una raya y muesca, y solo se ve el interior por una pequeña ventana con los cristales no del todo translúcidos y llena de recipientes con especias y sus nombres etiquetados. Empuja la puerta y una ola de calor le da la bienvenida. Cuando inspira siente como el humo se cuela por su nariz y estornuda de nuevo. Suena música pero lo suficientemente baja como para que la gente pueda hablar sin gritar. Decir la gente sería muy, demasiado, genérico. Si concretamos habría que decir que “las mujeres que había allí no tendrían problema para hablar”. Entonces se da cuenta que esta siendo observada, muchas de ellas se han vuelto para ver quien había entrado. No la conocen. Una nueva y sola.

Julia agacha la mirada, carraspea y barre con la mirada el sitio para buscar un lugar libre. Hay una mesa al lado de la ventanita, cerca de la puerta. Casi antes de sentarse tiene una camarera a su lado, dándole la bienvenida y queriendo tomarle nota.

- Estoy esperando a una amiga.

- ¡Ah!- exclama. Es alta, lleva el pelo corto y una sonrisa calida en la cara- Claro, cuando estéis listas tu amiga y tu me avisáis- la pelicorta le guiña un ojo y se dirige a la barra.

Cuando se ha quitado la trenca y el pañuelo, levanta la vista y la chica de la barra esta señalándola con la cabeza y hablando con su compañera que no le quita ojo de encima. ¿Dónde coño han quedado?

Cuando está a punto de mirar la hora se abre la puerta y aparece una cabeza llena de rizos pelirrojos. Saluda con una cabezada a las camareras.

- ¡Mercè!- Julia la llama y mueve la mano en alto. La tarongeta la ve- ¿Qué tal?

- Bien, bien- se sienta y se quita la chaqueta vaquera que deja en el espaldo de la silla de mala manera- Siento haber tardado- se disculpa.

- Se me ha hecho eterna la espera- le confiesa Julia, con un bufido. Mercè levanta una ceja interrogante- Todas me miraban y luego la de la barra me…

- Buenas, ¿qué os pongo?- le interrumpe la camarera de pelo corto.

- A mí un chocolate calentito- pide Mercè. La camarera se ríe.

- Qué golosa eres…

- No sabes cuanto- se relame sin despegar la mirada. Julia tiene los ojos como platos… están ¿coqueteando?

- ¿Tú, Jul?

- Eh…-despierta de su estupefacción- No sé… Un café con leche.- La camarera le toma nota y con una última mirada y un guiño a Mercè se va a la barra a prepararlo.

- Eh, eh- le llama la atención Julia- ¿Estabas ligando con esa?

- ¡¿Qué?!- ríe- Puede ser…

- ¿Delante de mí? ¿Es que no tienes un mínimo de decencia?- le espeta haciéndose la ofendida. Mercè vuelve a soltar una carcajada y le coge la mano por encima de la mesa.

- Sabes que mi corazón es todo tuyo desde que vi como rebozabas tus chupa-chups en la arena.

- Serás cabrona- ríe Julia- Como sabes tocarme la fibra sensible.

- Te conozco demasiado.

- Estoy de acuerdo.- Ríen a carcajada limpia.

La camarera vuelve y les trae el pedido. Sonríe ampliamente y tiene unos ojos marrones grandes que miran intensamente a Mercè, cuando lo deja todo se despide con un “para lo que queráis estaré por aquí” que podría decirse que iba muy dirigido a la pelirroja. Cuando vuelve a la barra Julia le pregunta:

- ¿Cómo va todo?

- Va bien… Hemos tenido un examen de teoría musical…- Se aparta los rizos de la cara poniéndolos detrás de las orejas- Ha sido horrible- concluye.

- ¿Tan mal te ha salido?

- Pues sí. No había estudiado nada…

- Joder Mercè, ¡si es que no paras!- le reprende Julia- Estos dos últimos findes ni siquiera has aparecido por el pueblo. Según tu madre tenías que estudiar- tuerce el gesto- aunque obviamente no es lo que has hecho…

- Siento no haber ido estos días… ¡Es que nunca me pude imaginar que esto fuera así!

- ¿Así cómo?- le pregunta desconcertada Julia.

- Qué pudiese ser tan liberador…- Julia sigue interrogándole con la ceja alzada- He salido por sitios que ni en mis sueños y he conocido chicas que a las que no les parezco un bicho raro…

- Nunca has sido un bicho raro- Mercè la mira con sarcasmo- Es verdad, no me mires así. Además para mí nunca has sido un bicho raro…

- Lo se, no me refería a ti.- Mercè se inclina en la mesa- Pero Jul, he conocido chicas como yo. Este es un sitio de chicas como yo.

- Ya decía yo, tanta miradita…- refiriéndose al escrutinio anterior.

- No te sentirás incomoda, ¿no?

- Nunca me he sentido incomoda con tu homosexualidad. Me siento incomoda cuando todas me miran; quiero decir cuando tanta gente me mira…- Mercè se ríe bajito y la coge de nuevo la mano.

- Eso pasa cuando entra alguien nuevo. A mi me hicieron lo mismo.- le guiña un ojo. Dando por zanjado el tema Mercè le pregunta- Bueno y… ¿A ti como te va?

- Nos están matando a trabajos- Julia se tapa con la mano libre los ojos y después, mientras habla con los ojos cerrados, se masajea el puente de la nariz- No puedo imaginarme como será dentro de un mes… ¡No voy a caber en mi cuarto!

- ¡Qué exagerada! Siempre has sido una hiperbólica.

- ¿Hiperbólica? Menuda palabreja.- Mercè le saca la lengua. Julia se suelta de su agarre y bebe le da un largo trago a su café. Mercè la imita.

Siguen así, hablando y bebiendo, pidiendo un pastel de limón que Mercè jura que “Esta de muerte Julia” para acabar con Julia dándole la razón. Sigue la conversación. Hablan de la universidad, de la convivencia con sus compañeros, Mercè le pregunta a Julia sobre Vicent, Julia le cuenta que parece estar tonteando con una chica de su curso, pero de otro grupo diferente “Escultora, bueno, que quiere dedicarse a la escultura. A Vicent le parece genial porque si puede hacer obras de arte con las manos a saber que puede hacer en la cama” Mercè le contesta que está como una chota y Julia le da la razón.

- Es un destarifao.

- Totalmente de acuerdo.

Empieza a llover y es viernes. El último autobús sale a las ocho y media. Se levantan juntas y se dirigen a la barra, Mercè le pide el dinero a Julia y le dice que espere fuera, a lo que Julia obedece. Cuando sale se da cuenta de lo calentito y a gusto que se estaba ahí dentro. Hace frío y está chispeando, no lleva paraguas y no ha visto que Mercè lleve, espera que no tarde.

A los cinco minutos sale por la puerta y se choca contra Julia, que le mira interrogante, Mercè le sonríe ampliamente.

- Tengo una cita mañana.

- ¿Con la camarera?

- Exacto.- Julia la abraza por el hombro y juntan las cabezas.

- Me alegro tarongeta.

Se marchan calle abajo juntas, con las manos dentro de los bolsillos, Mercè le recrimina el que le llame como su madre, Julia rebate que cuando no está su madre biológica ella se convierte en su tutora y tiene todo el derecho y casi la obligación de llamarle por ese apelativo infantil y cariñoso. Mercè se resigna y pregunta al aire:

- ¿Qué haría yo sin Mamá J?

1 comentario:

Esther Moreno Morillas dijo...

Ohhh me alegra ver que sigues con esta historia.

Me parecen dos grandes chicas Mercé y Julia, son dos grandes amigas ^^

La historia se está poniéndo cada vez más interesante. Tengo curiosidad por ver con que más seguiras.

En fin Andrea, escribe más, que yo seguiré leyendo por aquí.

¡Un beso!