31 de octubre de 2011

California Dreaming: Orangután penoso y sin escrúpulos

Nueva parte en el blog de La Mala Educación

¡Dejad comentario que sino muere un gatito!

6 de octubre de 2011

One of this nigths...

La noche hace horas que ha caído. Un gato salta de un muro al suelo y se pierde entre la basura que rodea uno de tantos contenedores de esa ciudad. Se oyen ruidos amortiguados por las gruesas paredes. Suena, por que el dueño es un puto fan de los Eagles, “One of these Nights” y Dagna cree que no podrá de dejar de reírse en media vida. Paul, el gran y galante Paul, ha sido absoluta y humillantemente- “descojonantemente” para todos sus colegas- rechazado por una rubia de pelo cardado y falda indecentemente corta.

- ¡La leyenda ha caído!- le grita Dagna levantándose y mojando a todos los de su alrededor con cerveza negra.

- ¡Cállate!- Paul le fulmina con la mirada, enfurruñado, un poco humillado y herido su orgullo y Dagna se ríe con más fuerza. Stuart le arrebata la cerveza porqué “…no vamos a crecer más por mucho que nos riegues”.

Pasan minutos eternos y cada vez que le mira no puede evitar descojonarse en su cara, Paul la fulmina de nuevo con la mirada y pone morritos- mitad en broma, mitad en serio- y la llama “hija de puta” o alguna lindeza similar. A Dagna le resbala mucho, muchísimo lo que tenga decirle o llamarle el inglés ese.

Están en una de esas mesas de los tantos antros que frecuentan, concretamente en un pub irlandés en el que solo ponen The Eagles porqué el dueño es un maniaco-fanático del puto grupo.

Nadie tiene nada en contra- buena música- y quien lo tenga puede salir con una parte menos de su cuerpo. Cuenta, una leyenda de esas de los suburbios urbanos, que corren de boca en boca, que pueden que sean verdad pero tan, tan exagerados, que el dueño- un tipo armario-ropero con gran, gran, barriga cervecera- le arrancó a uno una oreja con los dientes por decir que Don Henley cantaba demasiado agudo y a otro por pedirle que pusiera otra puta cosa porque los Eagles ya aburrían se lo encontraron inconsciente entre la basura sin algún diente que otro.

Volviendo, estaban todos reunidos oyendo sin escuchar “Wasted Time”. John se apoyaba contra la pared con un cigarro en la boca y los brazos cruzados intentado aguantar la risa al ver la cara de Paul, sentado con el pecho contra el respaldo de la silla y la cabeza apoyada en los brazos. Stuart al lado de Paul se hundía en su cerveza intentando también aguantar la risa mientras Dagna estaba peligrosamente inclinada en su silla riéndose a mandíbula batiente, la cabeza hacia atrás y los brazos rodeando su barriga. La noche iba pasando y la gente del pub iba abandonándolo poco a poco hasta que solo quedaron ellos y el dueño.

- Hey, vosotros- les llamó- ¡lárgaos de aquí!

- No hace falta que seas tan simpático- le soltó John con mucho sarcasmo. Este solo señalo con el brazo la puerta. Se levantaron y se tambalearon hasta la puerta y salieron a la fría noche de Liverpool.

¿Y ahora? Era la pregunta que todos se hacían. Estaban demasiado achispados y poco cansados como para irse a sus respectivas casas, habitaciones o dónde coño durmiesen. Dieron un par de vueltas en busca de algún otro pub abierto, pero a estas horas en Inglaterra era difícil que algo estuviese abierto y los que estaban se les tenía prohibida la entrada de por vida.

Stu, aún recuerda, de vez en cuando, con cierto nudo en la garganta, la vez que Dagna y John se enzarzaron en una pelea contra unos gilipollas. Primero solo fueron insultos que mentaban miembros de la familia y demás, luego algún toquecito de más. Después pasó a una batalla campal donde todos repartían ostias a todos y el pub quedó casi totalmente destrozado. En John queda la cicatriz del brazo y en Dagna una pálida línea en la barbilla. Stuart llegó cuando todo acabó y los echaban a patadas, literalmente, del bar.

Después de dar mil y una vueltas deciden que lo mejor que pueden hacer es irse cada uno a su puta casa para “…dormir la mona”. Dagna se acerca a Stu colgándose de su cuello y se susurra con aliento alcohólico chocando contra su mejilla que “quedémonos allí… Los dos” Y Stuart así, no puede decirle que no.

- Además no sería correcto- le dice rodeándole la cintura con el brazo- que un caballero inglés como yo dejase irse sola a casa a una dama- Dagna se echa hacia atrás, hacen que trastabillen, aún parados, y después de soltar una carcajada le pregunta con una ceja alzada:

- ¿Desde cuando eres tú un “caballero” y yo una “dama”?

- Desde ahora, por ejemplo.

- No me jodas Stewiee- repite- no me jodas…- Stu le mira con algo que intenta parecer que está ofendido- Si tú eres un caballero ¡yo soy una monja virgen hermanita de la Caridad!

- Entonces vamos arreglados…- le sigue la broma. Sabe de sobra que de virgen y casta tiene más bien nada.

Se despiden de John y Paul que se van juntos al girar la esquina, ellos siguen su camino hacia ese pequeño y oscuro sitio suyo. Ese ático abandonado donde hace un frío de cojones pero que entre el humo y el alcohol parece más cálido y se convierte en un mundo suyo. Solo suyo. De Dagna y Stuart.

Llegan, aún tambaleándose, Stuart piensa que las cervezas deben haberle sentado mal porque siente que las tripas se le remueven cuando Dagna tira de él hacia el suelo. Tiene que ser eso, porque siente que se marea cuando Dagna apoya su cabeza en su pecho y arrastra esa manta llena de polvo- “y mucha mierda”- sobre sus cuerpos. Puede oler su pelo. Huele a antro y a mujer. Solo se oyen los sonidos de la calle cuando Dagna le reclama:

- Abrázame…- con la voz queda y susurrante, a punto de dormirse. Siente que un calor se expande por todo su cuerpo y el corazón le late más deprisa.

La abraza y ella se acurruca en su pecho casi dormida. Sabe que hace frío pero el se siente cálido, está con la persona que más le importa. Con su amiga y compañera de vida.

No querría estar en otro lado en el mundo en este momento. Cuando el alcohol y el calor le adormece recuerda unos versos de una canción que habla de algo que no recuerda, puede que de Dios o alguna cosa por el estilo:

“They call it paradise

I don't know why
You call someplace paradise,
kiss it goodbye”

El sabe, piensa, entre las brumas del sueño, que este es su paraíso. Puede que cualquier lugar sea un paraíso si ella está con él.

Cualquier lugar.

Cualquier sitio.

“Si está conmigo”

Cae, duerme

Haciendo un repaso al blog me he dado cuenta que no había acabado de colgar algunas de las historias relativas a Dagna y Stuart. Así que las iré colgando poco a poco... (Esther, no te emociones, tú ya las has leído xD).

Haciendo clic en la etiqueta de "setenta y roll" tenéis las demás historias. Enjoy them!

14 de septiembre de 2011

California Dreaming: CD

Cuando cierro la puerta Evy ya me está esperando en la calzada, lleva esas calzas llenas de agujeros y una de las faldas más cortas que puedo recordar, el pelo rizado y negro y una chaqueta de cuero.
- ¿No tenías ropa y te has puesto la de tu madre?
- Cállate, será que tu vas mucho mejor vestida...
- Perdona, yo parezco una persona del presente, no un engendro de los ochenta.

Me mira mal y aparta la mirada. ¡Bah! Cómo quiero a esta tía...



- Nena, en realidad pareces Frank-N-Furter.
- ¿Cómo?
- ¡Estarías buenísima si fueses un tío!

Mi amiga puede ser muy capulla a veces, sólo hay que pillarle el punto. Lleva un vestido ajustado naranja butano con línias negras y unas botas militares, menudo modelito, luego va de "persona del presente" ¡No te jode! Se tira encima de mi y me besa el cuello, como si con eso la fuese a-ahhh...
- ¡Para!
- Te pone, ¿eh?
- Vámonos ya.

Nos levantamos y buscamos un taxi que nos lleve a la discoteca. Cuando entramos se saca un paquetito del sujetador. "Mandanguilla" me canturrea bailando el paquetito enfrente de mi cara. Dos patillitas que caen con un largo trago de vodka blanco que llevo en el bolso. El taxista conduce mirándonos malamente y murmurando frases que supongo seran de disconformidad. ¡Puff, que le peten, viejales!
La discoteca está a las afueras de la ciudad, lo que significa tiempo suficiente para pimplarse la botella de vodka entre las dos.
- ¡Buah! Brillas.

Ella solo se rie y el pecho le rebota en el sujetador. Estoy mirando mucho el sujetador de mi amiga, bueno no exactamente... Miro por la ventana, se ha agenciado la botella y le da largos tragos mientras mira el móvil y sonrie como una zorra, empiezo a ver las luces del polígono, las luces azules, verdes, rojas, blancas, empiezo a sentir el ambiente húmedo y lleno, la ensordecedora música house, sentir las manos extrañas que te acaricían o te agarran, el subidón de la droga y el alcohol. Me siento muuuuy caliente...

- ¿Estás caliente nena?
- ¿Cóm...?
Antes de que acabe la frase tengo una lengua dentro de mi boca... Puta capulla, me está derritiendo, siento fuego, fuego y fuego, calor, calor y tengo ganas de gritar, gemir, maullar, ¡yo que sé! Me toca por encima de las bragas...y ahí está:


CALIFORNIA DREAMING


- Alé, ya estás a punto.- y sale del taxi, sin pagar, claro.


California Dreaming: Adara + Casa de muñecas



Adara


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Enllaç


Casa de muñecas